Hoy me pongo a recordar el pasado, aquellos momentos felices que vivimos juntos,
las experiencias compartidas y me doy cuenta que nunca fueron suficientes.
Estoy aquí, me encuentro solo. Hoy ya no escucho tus risas, tus consejos,
tus sabios pensamientos; ya no veo ese brillo en tus ojos, tu sonrisa, ni tu piel de terciopelo.
Fui a buscarte a aquel lugar solitario y lúgubre, extrañaba mucho estar a tu lado.
Conocía muy bien el camino, aun recuerdo el día en el que te dije adiós.
Estaba ahí frente a ti, buscaba el confort de tus brazos, pero lo único que sentía era un frio que erizaba mi piel.
Busque el sonido de tu voz pero lo único que escuchaba era el soplar constante del aire.
Extraño escuchar el palpitar de tu corazón, pero hoy solo es un recuerdo de mi memoria.
Todavía tu recuerdo me persigue, como si no te hubieras marchado, como si todavía estuvieras aquí.
Pero cada día que pasa se me hace más difícil ver tu fotografía, llamarte por tu nombre cuando llego a la casa y encontrarme con la triste noticia de tu partida.
Estar acostumbrado a tu dulce compañía y aceptar que ya no estarás en mi vida.
Te arrebataron de mi cuando más te necesitaba.
¿Cómo acostumbrarme a tu ausencia, cuando aún te quiero y extraño demasiado?
¡Regresa por favor!, no puedo aceptar una vida sin ti, vuelve que el tiempo pasa lentamente.
Desde tu partida ya no encuentro motivos para seguir viviendo, el sol ya no resplandece, ya nada tiene color, siento una tristeza inmensa y un dolor profundo en el corazón.
¡Llévame contigo te lo suplico!, porque mi vida no tiene sentido alguno, sin ti a mi lado.
Atte.
F*
No hay comentarios:
Publicar un comentario