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Tal vez ya no vuelva a ser la poeta que alguna vez fui. La que escribía sobre ti y del mundo que conocía. La chica que conociste soñadora, algo torpe, un poco insegura de si misma y de la vida.

Quizá hoy te encuentras lejos y añoro los lugares que solíamos frecuentar, las risas, los sentimientos, las épocas de lluvia a tu lado y las mariposas que llegue a sentir al tocar tu mano. Pero comprendí que vinieron otros amores desde tu partida y aprendí otras lecciones igual de importantes.

Y me di cuenta de lo mucho que he cambiado, lo fuerte que me volví, la persona sabía que veo cada día al mirar en retrospectiva de mi vida.
Entonces tal vez algún día llegas a comprender cómo puedes resurgir de las caídas, de las decepciones amorosas, de las traiciones. Y empiezas amarte cada día más como ser humano. Porque no hay nada más hermoso que el quererte y apreciarte tú mismo, antes de que alguien más lo haga. Disfrutar de tu soledad, de tus fracasos y alegrías.
Y quizá ya nada es igual. Aún extrañas sensaciones del pasado que alguna vez te hicieron feliz, cuando parecía que la vida era más sencilla. Lo importante es hacerle frente al presente con tu mejor sonrisa, dispuesto a luchar por todo con la frente en alto y jamás rendirse en la búsqueda de sus sueños. Y si en el camino el amor toca en tu vida, nunca cerrar las puertas a una nueva aventura.